| |
El concepto de “sostenibilidad” en la jardinería de los últimos años ha supuesto un cambio de mentalidad en la manera de concebir los jardines. Para referirnos a ello hemos utilizado fórmulas como jardinería sostenible, jardinería de bajo mantenimiento, xerojardinería, jardinería mediterránea…pero las hemos utilizado tanto, que hemos acabado por vaciarlas de su contenido inicial. Cuando la sobre-difusión implica un desgaste y una banalización del concepto, es necesario un retorno a la esencia.
Tener a la naturaleza como aliada, a medio y largo plazo requiere también establecer un equilibrio entre las plantas y su entorno, y esto pasa por:
- Observar la biodiversidad de la zona a ajardinar, mantenerla y mejorarla. No podemos permitir que un jardín contribuya a reducirla.
- Seleccionar las especies adecuadas. Una especie no adaptada se mantendrá sólo con un coste muy elevado.
- Tener una cierta tolerancia con las especies vegetales y animales que colonizan el jardín. En jardinería es muy frecuente, todavía hoy, la convicción de que todo lo que no está previsto tiene que ser erradicado.
En la naturaleza las plantas no están quietas ni aisladas. Conviven y se relacionan entre ellas y con los animales y microorganismos de su entorno. Son refugio y alimento de fauna, atraen o repelen insectos. Se comunican e intercambian sustancias químicas, se ayudan, compiten por los recursos, se esparcen, retroceden. Reaccionan a los cambios estacionales.
De la misma manera, cuando creamos un espacio verde podemos controlar exactamente dónde plantamos una planta, pero todo lo que ocurrirá a partir de este momento en su entorno forma parte de un engranaje no siempre fácil de predecir que, aun así, es inseparable del concepto de jardín. Es en esta parte imprevisible y en la idea de cambio que queremos hacer énfasis a la hora de proponer nuevas plantas a nuestros usuarios.
Creemos en la imprevisibilidad y el cambio como motores generadores de biodiversidad, pero también de conocimiento. Crear y gestionar un jardín con esta filosofía es más desafiante, implica aprender a observar, y es esta observación la que nos aproximará otra vez al entorno natural y la que nos dará los conocimientos para reconducir los jardines hacia el equilibrio necesario entre el hombre y la naturaleza.
|
|
|