Plantas para cubiertas vegetales
Joan Parera (Ingeniero Técnico Agrícola) & Mònica Casanovas (Bióloga) - info@carex.cat / Artículo publicado en "Plantflor" Nº24, pp.72-75,2007.


Ya se ha hablado en números anteriores de que las cubiertas vegetales no son un concepto nuevo. También se han expuesto los beneficios ambientales que conllevan, tanto en los edificios donde se instalan como en las ciudades en general, en las que ayudan a aumentar la escasa superficie verde. El auge y la aceptación que están teniendo en estos últimos años se manifiesta tanto a nivel de la administración pública como a nivel de iniciativas privadas.


Tampoco nos extenderemos a la hora de hablar de las diferencias entre las dos tipologías (intensivas y extensivas) en que se han clasificado las cubiertas verdes, puesto que este tema también ha sido tratado en números anteriores. Sólo apuntar que las intensivas, debido a que parten de una profundidad de sustrato equivalente a la de un jardín convencional, ofrecen muchas más opciones a la hora de revegetar y el principal problema es de tipo mecánico (básicamente peso a soportar e impermeabilización). Las extensivas, en cambio, suponen un reto botánico a la hora de encontrar especies vegetales adecuadas.


Cubiertas vegetales extensivas

La principal característica de las cubiertas extensivas es que en ellas se pretende minimizar el peso, el coste, el mantenimiento y el consumo de agua.


Generalmente son capas vegetales que sustituyen a las gravas tradicionales. Acostumbran a construirse en superficies poco accesibles y no pensadas para ser transitadas ni para soportar grandes pesos. En consecuencia, las plantas que en ellas se ubiquen deberan ser capaces de soportar condiciones de:
- poca profundidad del sustrato
- baja disponibilidad hídrica
- condiciones de poca materia orgánica
- bajo mantenimiento


La escasa capa de sustrato condiciona, en gran medida, que no puedan utilizarse especies con tendencia a formar raíces profundas o pivotantes. Pero quizás este no sea el mayor problema que se deriva de esta limitación de sustrato, sino las restricciones hídricas que provoca. La capacidad de retener humedad que tiene un suelo poco profundo es muy baja. Además, las raíces pueden explorar menos volumen de sustrato.


El tercer condicionante que apuntábamos (poca disponibilidad de materia orgánica) es también una consecuencia de la poca profundidad de sustrato. Este no es un problema a tan corto plazo como el estrés hídrico, pero es muy probable que aparezca a medio plazo.


Finalmente, la poca accesibilidad y la necesidad de reducir costes, condiciona que las plantas deban tener un bajo mantenimiento en cuanto a podas, tratamientos fitosanitarios, etc.


Tipología de plantas
Evidentemente, las plantas autóctonas o adaptadas a clima mediterráneo siempre serán más adecuadas para cubiertas vegetales extensivas en nuestro territorio. El mantenimiento en general, y el aporte de agua en particular, serán menores que si se utilizan plantas de climas con lluvias estivales. Pero no debemos olvidar que la frecuencia de riego deberá ser mayor que en un jardín de bajo mantenimiento convencional.


Así mismo, dentro de las plantas autóctonas o adaptadas a clima mediterráneo, habrá que escoger entre las que sean capaces de sobrevivir en suelos con poca materia orgánica.


Por la escasa capa edáfica de su hábitat, las especies rupícolas parecerían, de entrada, unas buenas candidatas, pero no podemos utilizarlas todas de forma general. Muy a menudo presentan largas y potentes raíces capaces de penetrar a mucha profundidad entre las grietas de las rocas en busca de agua. Así mismo, acostumbran a vivir en condiciones de media o alta montaña, donde la humedad ambiental es mayor que en condiciones mediterráneas estrictas.


Especies para cubiertas extensivas
Hasta el momento, uno de los grupos de plantas más utilizados es el grupo de los Sedum sp.Sin duda cumplen los requisitos expuestos anteriormente en cuanto a hábitat y requerimientos. Generalmente sobreviven con poca agua, y una escasez de materia orgánica suele favorecerles, al evitar la aparición de competidores. Las especies de Sedum tienen, en general, un crecimiento lento, por lo que deben plantarse a densidades altas. También es posible conseguir un recubrimiento total desde un primer momento utilizando tepes. Los tepes son flexibles, además, en cuanto a que pueden dividirse en fragmentos del tamaño deseado, siempre que las especies utilizadas lo permitan. El éxito en plantación con este formato augmenta si los tepes son mixtos; una buena combinación, que además permite el recorte del tepe, es la de Sedum album mezclado con S. acre y S. dasyphyllum.


Otros Sedum adecuados son S. sediforme, S. rupestre ssp. reflexum, S. sexangulare, S. monregalense o S. moranense. Dentro de este gran grupo hay diferencias en cuanto a floraciones y portes (de manera que permiten hacer buenas composiciones), pero también hay diferencias de comportamiento. No todos los Sedum se adaptan bien a todas las cubiertas (dependerá de la orientación, variaciones de profundidad del suelo, frecuencia de riego, etc). De todas formas, el abanico donde elegir es amplio y siempre habrá opciones que se adapten a las condiciones requeridas en cada ubicación concreta.


Dentro de las crasuláceas, tiene también un buen funcionamiento Sempervivium tectorum. El único inconveniente de esta especie es que su recubrimiento es todavía más lento que el de Sedum sp. , aunque también es posible encontrar tepes en el mercado.

 

Pero la familia de las crasuláceas no es la única donde encontrar especies para cubiertas extensivas. Entre las iridáceas encontramos tres buenos ejemplos: Iris lutescens, Iris pallida e Iris germanica.


Iris lutescenses un lirio rizomatoso que no mide más de 35 cm de altura y 40 cm de anchura, y que florece en amarillo o azul en primavera. Las hojas son persistentes, aunque pueden desaparecer en casos de frío muy intenso o sequía muy severa. Las flores, abundantes y vistosas, crecen sobre un corto pedúnculo. De forma natural se encuentra en lugares secos de las regiones mediterráneas (desde la Península Ibérica hasta Italia), en maquias aclaradas y terrenos pedregosos, hasta los 1400 m s.n.m.
Se adapta tanto a sustratos calizos como silíceos, con poca materia orgánica, siempre que sean drenantes.

 

Siguiendo con las especies bulbosas, otro aspecto a tener en cuenta es la posibilidad de incorporar bulbos (también de especies autóctonas o adaptadas a zonas áridas) que admitan ser plantados a poca profundidad. Aunque muchas de estas plantas no mantengan su parte aérea durante todo el año, combinadas con otras especies perennes amplian los períodos de floración en una cubierta. Añaden, además, un factor de estacionalidad sin perder las ventajas que ofrecen el resto de plantas perennes con las que conviven.


Algunos ejemplos serían Muscari neglectum, Brimeura amethystina o Anemone coronaria.


Muscari neglectummide entre 10-30 cm de altura. Florece en primavera, formando inflorescencias de color azul, y mantiene su parte vegetativa casi todo el año, excepto en pleno verano. Vive en bordes de caminos y terrenos removidos y alterados de las regiones mediterráneas. Su distribución es muy amplia, extendiéndose también hacia Europa central y Oriente próximo.


Brimeura amethystinamide también entre 10-30 cm de altura. Florece a finales de primavera, principios de verano. Forma inflorescencias laxas de hojas acampanadas de color azul claro, y mantiene su parte vegetativa sólo entre primavera y verano. Su área de distribución está restringida a regiones de montaña mediterránea y submediterránea de la Penínusla Ibérica y la costa adriática, donde vive en prados secos y lugares rocosos. Precisamente por esta localización en zonas más montañosas, necesita un mayor aporte de agua que Muscari neglectum.


Anemone coronariacrece entre 10-40 cm de altura. Tiene una floración muy temprana (finales de invierno, principios de primavera). Forma flores simples blancas, azules o rojas. Mantiene su parte aérea durante el invierno y la primavera. Su área de distribución abarca casi todo el Mediterráneo, aunque en nuestro país sólo se encuentra en el sur de la Península y en las Baleares, donde vive en campos y prados áridos.

 

Queda pués, todavía, mucho camino por recorrer dentro de las plantas adecuadas para cubiertas extensivas. Sin duda irán surgiendo opciones para augmentar las posibilidades actuales. En cualquier caso, una buena práctica a la hora de planificar una cubierta de este tipo (igual como a la hora de planificar un jardín de bajo mantenimiento) es la de evitar plantaciones monoespecíficas. No debemos olvidar que las condiciones de una cubierta extensiva son muy extremas y el equilibrio entre esta y las plantas muy frágil. Una especie que puede funcionar bien en una cubierta no tiene porque tener el mismo comportamiento en otra emplazada en un sitio distinto.

 

La combinación de diferentes especies con los mismos requerimientos, permite que los espacios que van dejando las plantas que no acaban de adaptarse sean colonizados por las demás. De este modo se llega a establecer un equilibrio y una selección natural sin que la cubierta pierda calidad ornamental.

 

Agradecemos a Artur Pereira (Jardinatura) y a Mercè Trias (Estudi de Jardineria) la información e imágenes facilitadas para la elaboración de este artículo.

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